Los hinchas leprosos demostraron su apoyo en una multitudinaria manifestación en el Coloso, mientras el DT Gabriel Heinze vivió su primer banderazo como entrenador rojinegro con gran emoción.
Una vez más, la tradición leprosa se hizo presente en la previa del clásico. Los hinchas de Newell’s Old Boys se congregaron en el estadio Coloso en un banderazo de apoyo al equipo que conmovió a propios y extraños. Cerca de 17.000 personas, bajo un estricto operativo de seguridad, se dieron cita en una tarde-noche cargada de emoción y folclore futbolero.
Desde temprano, los leprosos comenzaron a llegar al estadio con banderas, carteles y mensajes de aliento para el equipo. A medida que el sol se iba ocultando, el Coloso se iba tiñendo de rojo y negro, los colores del club, en una demostración de amor y compromiso.
Pasadas las 19 horas, con la presencia del plantel en el campo de juego, el banderazo alcanzó su punto máximo de emoción. Los hinchas entonaron cánticos y encendieron fuegos artificiales y bengalas. Los jugadores, acompañados por sus familiares, recorrieron el campo de juego saludando a la multitud, que respondía con gritos y aplausos.
Pero fue el entrenador Gabriel Heinze quien vivió este banderazo de manera especial. En su primer clásico como DT de Newell’s, el “Gringo” no pudo contener su emoción al ver el apoyo incondicional de los hinchas. Levantando los puños y mirando a las tribunas, Heinze expresó su gratitud y complicidad con la afición leprosa, que lo recibió con entusiasmo desde su llegada al club.
Comentarios