Estarán listas en agosto próximo y la primera batería de ion-litio de industria nacional se entregará a las Fuerzas Armadas antes de fin de año. La extracción de litio es esencial para las renovables y la electromovilidad, y su valor sigue aumentando.
La Argentina se prepara para presentar sus primeras celdas de litio fabricadas en el país en agosto próximo, seguidas de la primera batería de ion-litio entregada a las Fuerzas Armadas antes de fin de año. El litio, un mineral alcalino altamente conductor de calor y electricidad, es de gran importancia para las renovables y la electromovilidad. Aunque su cotización ha disminuido a alrededor de u$s50.000 por tonelada -frente a los u$s70.000 a fines de 2022 debido a la reducción de incentivos fiscales para la fabricación de autos eléctricos en China, el mayor consumidor de litio-, las exportaciones de litio rompieron récords en marzo, con un total de u$s91 millones, acumulando u$s233 millones en el primer trimestre del año, un aumento del 133% con respecto al año anterior.
Hernán Letcher, de YPF Litio, explicó en el Argentina Energy Green Energy Summit que si el carbonato de litio se puede industrializar para la realización de material activo, como cátodos o ánodos, que luego se utilizan en las baterías, el producto podría exportarse “por hasta tres veces su valor”. La cadena de valor del litio, desde su extracción hasta la producción de baterías, se estima en alrededor de u$s30.000 millones en 2020, con una proyección de u$s290.000 millones en una década.
En la actualidad, Y-TEC e YPF Litio han acelerado los tiempos para la producción de baterías de litio en el país, aunque aún existen desafíos y demoras en el proceso. Roberto Salvarezza, titular de Y-TEC, explicó en el foro Argentina Energy Green que la producción de baterías de litio es un proceso complejo que requiere salares con recursos probados, carbonato de sodio a precios y cantidades accesibles, la conversión del carbonato de litio en material activo, que requiere cobre para el ánodo y grafito, aluminio, cobalto o hierro para el cátodo según el tipo de batería que se busque, ácido fluorhídrico para los electrolitos, y finalmente, la producción de celdas, que son el corazón de las baterías.
Cada batería de litio se compone de dos polos (cátodo y ánodo), separados por una sustancia conductora (electrolito) y unidos por un circuito externo. Las celdas son la unidad más pequeña y crítica de una batería y se utilizan como bien intermedio del proceso de ensamblado. Se estima que cada vehículo eléctrico lleva entre 30 y 60 kilos de carbonato de litio en su batería, y el litio para la batería argentina proviene de salares catamarqueños de Fiambalá. Actualmente, Livent, la compañía estadounidense pionera en la producción de litio en el país, abastece unas 20 toneladas a UNILIB, la primera planta de desarrollo tecnológico de celdas y baterías de América Latina.
Las exportaciones de litio batieron un nuevo récord en marzo y se espera que la cadena de valor del litio se acerque a los 290 mil millones de dólares en una década.
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